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Un gerente bien padre

Familia Andross

Latinoamérica. A sus 35 años, el gerente de Desarrollo de Nuevos Negocios para las Américas de Röhm disfruta más allá de la tecnología, el metal y los partidos del Toluca, con cada pasatiempo junto a sus hijos.


Por Federico Duarte Garcés

En marzo de 2005, Andross Corona recibía una noticia que le daba luces a su proyecto profesional. Luego de cursar la preparatoria con una beca del 50 %, obtenía el mayor promedio no solo de su escuela, sino del distrito escolar en su natal Ticul, estado de Yucatán, lo que le aseguraba una beca inédita del 90 % para estudiar la carrera de ingeniería química ya no en una universidad de este estado, a la cual había aplicado inicialmente, sino en la Unitec, en Ciudad de México (CDMX). Sin embargo, en noviembre de ese año alumbraba otro hito en su vida: el nacimiento de Ariel, su primera hija.

Andross tenía 16 años cuando inició la universidad. Para él no era extraño ser uno de los más adelantados en su curso académico; a los seis ya había pasado del kínder a primaria, donde lo transfirieron de inmediato a secundaria. Llegaba de la escuela a leer, tal como su papá y su madre, ambos profesores que se conocieron en su ejercicio docente, y que también compartían haber sacado adelante a sus padres y hermanos con su propio trabajo.

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El papá de Andross tuvo una formación campesina desarrollada en una escuela de esta estirpe, la Normal Rural, donde no solo no le cobraban la matrícula, sino que le daban alojamiento, alimentación y ropa. Los jornales del abuelo de Andross, quien se mantenía fuera de casa, no alcanzaban a cubrir las necesidades de seis hijos. De ahí que, a los 18, su padre empezara a intercalar las labores campesinas con la docencia.

Por su parte, su mamá había asumido el abandono de su propio padre cuando tenía 13. Sin embargo, de él aprendería su vocación comerciante para trabajar en tiendas y sostener a sus cuatro hermanos menores y su madre sordomuda. Esto se afianzaría al conseguir una plaza temporal como profesora, al igual que su futuro esposo, con quien se doblaba en turnos para asegurar el bienestar de sus hijos; Andross, el primero de ellos.

De ahí que, al momento de ser padre, Andross tuviera tan presente la historia de sus propios padres y la rutina de ambos cuando era pequeño.

Un legado familiar
Los recuerdos de la infancia de Andross provienen no solo de los juegos con sus hermanos y primos, sino especialmente de visitar los fines de semana a sus abuelos paternos en Mazatepec, Morelos, y de paso acompañar a su mamá a vender ropa típica de puerta en puerta. Así obtenía ingresos adicionales para el sustento de su casa, una vivienda rentada que permanecía en obra negra y apenas constaba de tres piezas: la cocina, el comedor y una habitación con dos camas matrimoniales en las que dormían los cinco; en una, sus padres, y en la otra él, entrelazado en las piernas de sus dos hermanos menores.

La rutina de sus papás iniciaba a las 4 a.m. cuando se levantaban a hacer los quehaceres domésticos, preparar las comidas del día y de ahí tomar transporte público para llevarlo a él y sus hermanos a la escuela, almorzar juntos al mediodía y retomar turno cada uno hasta las 7 p.m. para llegar a hacer tareas con ellos. Entrada la noche, era casi ley junto a sus hermanos ver Dragon Ball en el canal 5, el único que captaba bien la antena de aire.

En la medida que sus hermanos nacían, las ocupaciones extra de sus padres se multiplicaban; mientras su padre comercializaba oro, su mamá vendía desde dulces hasta útiles escolares en la misma escuela. Bajo esta tradición, y más cuando en correspondencia al potencial demostrado sus papás decidieron transferirlo a un colegio privado, Andross comenzaría a trabajar desde chico para obtener sus propios ahorros.

A los 14 ya actuaba como servicio al turista en el parque Xcaret de Cancún, en la misma península de Yucatán. Durante varios años, y a la par de sus estudios, vendería tarjetas de crédito en diferentes call centers, así como productos por internet. En esas estaba cuando nació Ariel, y a ello acudiría igualmente al finalizar su carrera cuando nació Andross, su segundo hijo. Tenía 21 años.

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A la vanguardia de sus hijos
En ese momento, Andross decidió darse un año sabático para ver crecer a sus hijos, mientras importaba cámaras a través de Mercado Libre para distribuirlas personalmente con mapa en mano de CDMX, donde se había asentado junto a su esposa, a quien también apoyaría en sus estudios. Así, rechazó la propuesta de un fabricante de pinturas mexicano ubicado en otra localidad por los costos de transporte que no compensaba el salario.

No obstante, el fallecimiento de su abuela materna, a quien también visitaba cada fin de semana en Yucatán, lo motivaría a realizar un servicio social en una empresa de alimentos, donde aceptó ser becario por 50 dólares al mes durante seis meses. Al final, ya tenía una experiencia comprobada a su vez en negocios, al igual que una carta de recomendación para presentarse a Sherwin Williams.

Allí se desempeñaría como aprendiz de Investigación y Desarrollo en las áreas de Resinas e Industrial Ligero, respaldado por quienes reconoce como sus primeros grandes mentores: Raúl Chimal y Javier Rodríguez. Durante esa etapa continuaría con la venta de cámaras, con el aval de Javier, pues no chocaba con su trabajo y le permitía tener una visión más cercana de la relación con los clientes.

“El resolver problemas técnicos, con una perspectiva amplia, despertó mi interés en las ventas, y fue así como comencé mi carrera comercial en First Quality Chemicals, que a la postre se convertiría en una gran escuela de negocios para mí, y que me llevaría a conocer distintas maneras de hacer negocios en otras latitudes dentro de Latinoamérica”, comenta Andross, quien luego pasaría a trabajar por un par de años en DVA Mexicana como líder de desarrollo de nuevos negocios.

Su carrera dentro de la industria química, ya del lado de fabricantes, comenzó como gerente de Ventas de Polímeros para Latinoamérica Norte en Wacker, “una experiencia multicultural, corporativa global, y con amplio enfoque en establecer hitos de crecimiento y desarrollar soluciones únicas para diversos mercados”, indica.

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En 2019, justo antes de la pandemia, su vida tendría un nuevo punto de giro. Para entonces ya había concluido una maestría en Administración de Empresas, así como un diplomado de Tecnología de Recubrimientos en la UNAM. En junio, ya con cierta visibilidad en la industria, aplicaría a un cargo ejecutivo en Evonik. En agosto, tras una reorganización corporativa, Röhm se convertiría en una empresa independiente y Andross asumiría como su gerente de Negocios para Latinoamérica. Dos meses después, en octubre, nacería Alanna, su más reciente ‘chamaca’.

Volver a empezar
Antes de que se presentara la oportunidad en Wacker y Evonik, y mientras su esposa cursaba su carrera universitaria, Andross, ella y sus hijos dormirían en un mismo cuarto dentro de la casa de sus suegros, “un déjà vu”. Luego tendría la oportunidad de rentar un apartamento cada vez más grande, cercano a las respectivas sedes de cada compañía, hasta su nombramiento el año pasado como gerente de Desarrollo de Nuevos Negocios para las Américas, lo cual lo llevaría a aprender portugués durante la etapa de confinamiento para atender el mercado brasileño, y recientemente a trasladarse junto a su familia a Nueva Jersey.

Al instalarse apenas hace un par de meses en estas nuevas tierras ha sido como “aprender a caminar de nuevo”. No contaba con una dirección residencial, ni historial crediticio o licencia de conducción, pero bajo una mirada en perspectiva reconoce que las tres horas que debe formar ante la oficina de seguridad social no se compadecen con el recorrido a pie por diferentes países y hasta continentes que deben realizar en otras condiciones migrantes como él.

“El principal reto personal al que me enfrento es adaptarme a la vida en Estados Unidos, arropar a mis hijos para que hagan lo mismo, y sentir este país como un hogar. A nivel profesional, es demostrar que los latinos estamos hechos para cosas grandes, y podemos desempeñarnos en donde nos pongan; demostrar que somos personas trabajadoras, que no dan nada por sentado, y que estamos siempre luchando a ir por más”, asegura desde su nuevo departamento, desde donde responde a esta entrevista, con su hija Alana a un lado, ad portas de su cumpleaños número cuatro.

Mientras tanto, su hija mayor, ya cursada la preparatoria, se apresta a estudiar inglés, al tiempo en que su hijo se encuentra en el “mero centro” de la adolescencia.

“Si de algo me arrepiento en esta vida es no haber pasado el tiempo suficiente con mis hijos; cuando me pedían una historia, no habérselas contado; cuando me lo pedían, no haber jugado”, afirma Andross, aun cuando sus palabras se desdicen en plena videollamada al atender los reportes de Aldana sobre cualquier posible insecto que le pueda generar cualquier hinchazón.

Y aunque reconoce que pudo haber estado el 99 %, “mi arrepentimiento viene por ese 1 %; así que con esta ‘changa’ quiero dar aunque sea el 102 %”, señala mientras aparece un pingüino que lleva tatuado, al igual que su esposa, y que recuerda una especie que solo tiene una pareja en su vida. En su caso, es un sentido de padre que lleva impreso en su actuar, vaya donde vaya.

Sobre el éxito empresarial
"La relación con empleados, la capacitación del personal y el cumplimiento de objetivos son esenciales para el éxito empresarial. Mantener una relación positiva con los empleados mejora el compromiso, la retención y el clima laboral. La capacitación constante desarrolla habilidades y fomenta la adaptación al cambio.

Los objetivos proporcionan dirección, permiten la medición del rendimiento y aseguran la alineación con la estrategia empresarial. Estos factores combinados contribuyen a la productividad, innovación y competitividad de la organización. Los líderes y profesionales de recursos humanos tienen un papel clave en la gestión efectiva de estos aspectos.

Soy fiel creyente de la idea de que las personas siempre van primero. Cuidar de ellos es cuidar de la empresa; cuidar de la empresa es hacerla crecer, al mismo tiempo que crece nuestra familia. Soy declarado enemigo del micromanagement, la coerción y explotación al empleado".

Sobre la industria en la región
"Han sido años bien particulares, ya que hemos visto “n” cantidad de cambios, muchas fusiones y adquisiciones tanto de proveedores de materias primas, como de fabricantes de pinturas, que en su momento eran estandartes de la industria en su país. Ha habido una gran consolidación, y es una tendencia que no parece detenerse.

En estos años, también me ha tocado vivir los cambios productivos, que fueron derivados de factores político-económicos en diversas economías de Latinoamérica, como en Venezuela, Brasil, Argentina, Perú, Ecuador, Colombia y México. Nuestra región siempre ha tenido retos, y eso le ha sumado ‘diversión’ a nuestro trabajo".

Sobre el futuro
"Existen una serie de factores globales que podrían afectar directamente a nuestra región, ya que el péndulo político hoy se encuentra mucho más del lado izquierdo. Adicional a ello, las tensiones e iniciativas globales como el BRICS pueden impactar de forma importante el Doing Business de nuestros mercados.

La demanda, sin embargo, la veo manteniéndose con crecimiento sostenido, más allá de considerar factores como el PIB per cápita, derivado de que tenemos un bono demográfico del que otras zonas carecen como Europa y Asia. Además, estamos en el foco de grandes tendencias globales, como lo son los autos eléctricos, que sería potencialmente benéfico para países con grandes yacimientos de litio (Bolivia, Chile, Argentina), así como el nearshoring que pavimenta el camino de convertir a México en un gran actor global, apalancándose en los tratados actuales de libre comercio con Estados Unidos.

Hoy día, la región representa una oportunidad de crecimiento importante para inversión, sobre todo cuando los flujos de capitales se están relocalizando, y Latinoamérica puede aprovechar esta coyuntura.

Soy fiel creyente que la digitalización de la industria química es la mayor tendencia que podemos aprovechar, optimizando procesos, manejando grandes cantidades de datos para conocer mejor a nuestros clientes, automatizar y personalizar soporte técnico, dar visibilidad en tiempo real a la logística, manejar complaints, crear financiamientos, procesar órdenes sin personas involucradas, etc.".

Federico Duarte
Author: Federico Duarte
Editor en Latin Press, Inc.
Comunicador social y periodista con experiencia de más de 15 años en medios de comunicación. Apasionado por hacer de la vida una historia para contar. [email protected]

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