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Controles, a la orden del día

Los organismos de control y la legislación en América Latina cada vez son más exigentes en lo que respecta a la posible presencia de elementos tóxicos en pinturas y recubrimientos usados en juguetes.

por Santiago Jaramillo Hincapié

La legislación y los controles que esta infiere para evitar que componentes tóxicos presentes en los recubrimientos de los juguetes puedan llegar al  tracto digestivo de los niños son cada vez más frecuentes y duros en Latinoamérica.

Por ejemplo, en el Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) existe una reglamentación que obliga a los fabricantes de juguetes a certificar el cumplimiento de normas de seguridad en lo que respecta a pinturas, recubrimientos y materiales en general. Esta normativa limita la migración de metales pesados, según lo especificado en la norma NM 300-3 del año 2002.

“En general hay dos corrientes, los que siguen las normas norteamericanas y los que se orientan por las europeas. El Mercosur está tomando el concepto de la norma europea (EN 71-3 del año 1998), aunque otros países están con la americana. Por el momento hay algunas diferencias como que la norma americana se plantea más desde los requisitos que tiene que cumplir el juguete, y no tanto en los métodos para examinar el mismo. La norma europea toma el otro concepto, indica qué métodos tiene que utilizar para la examinación y aprobación del juguete”, aseguró Pablo Keimel, jefe de laboratorio de Lenor SRL, una de las entidades más reconocidas en Argentina en materia de acreditación y control.

En este mismo sentido se pronunció Roberto Luis Raimondi, director técnico del laboratorio de la Cámara Argentina de la Industria del Juguete: “en el área del Mercosur hay un reglamento que establece que para comercializar los juguetes, éstos deben cumplir con algunas condiciones esenciales de seguridad, dentro de estas condiciones hay una que está referida al contenido de los materiales de recubrimiento, fundamentalmente las pinturas”, señaló.

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En lo que concierne a este tema, existe un proceso para determinar la migración de metales pesados al organismo. Allí se establece el límite máximo de cada uno de los metales pesados que debe migrar al cuerpo; en el caso de las pinturas están presentes en los pigmentos que le dan en definitiva el color.

Retomando lo que es la legislación para esta zona del continente, el representante del laboratorio Lenor SRL expuso que “ésta va ir cambiando principalmente por la desmovilización de las dos principales normas mundiales y por la reciente imposición de obligatoriedad en los Estados Unidos de la examinación de los juguetes. Es decir, hace menos de un año se impuso como obligación la realización de los ensayos para la aprobación de los juguetes, tanto para los que se fabrican como para los que ingresan al país”.

Dicha determinación, como lo reconoce Keimel, se dio en buena parte por los dos hechos que fueron tan resonantes respecto a algunos de los juguetes  de la compañía Mattel, uno con las pinturas y otro con los imanes.

Recordemos que el fabricante estadounidense Mattel retiró en 2007 millones de juguetes, muchos de ellos fabricados en China, por contener sustancias tóxicas como plomo en sus pinturas y algunos imanes peligrosos.



Los juguetes fueron fabricados por Early Light Industrial, uno de los proveedores de Mattel en China, quien subcontrató la pintura de los componentes del juguete a otro proveedor, Hong Li Da (HLD), también en China. A pesar de que se le requirió utilizar pintura facilitada directamente por Early Light, HLD incumplió los estándares de Mattel y utilizó pintura suministrada por un proveedor no autorizado, según informó en ese momento la compañía.

Por ahora, en lo que tiene que ver con el Mercosur, se estima una próxima revisión de las normas, pues ya han pasado más de seis años desde su emisión, “actualmente están en proceso de revisar las normas del juguete, que en el ámbito del Mercosur es la NM 300 y tiene varias partes (de la NM 300 -1 a NM 300 – 6), ocupando diferentes aspectos de la medición. Eventualmente la que se ocupa de los compuestos tóxicos en los juguetes es la norma NM 300 – 3, que habla de la migración de ciertos elementos, específicamente se ocupa de ocho elementos, que son todos los metales pesados y algunos otros”, indicó el jefe de laboratorio de Lenor SRL.

Las normas del juguete indican, respecto a estas migraciones, que como son todos elementos inorgánicos pueden ser absorbidos por el estómago. Por lo tanto, el procedimiento de estudio que se plantea en la norma es un método simulando en medio ácido el proceso que se plantea en el aparato digestivo.

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En síntesis, lo que se busca con este mecanismo es atraer los metales pesados, se supone que en esas condiciones algún porcentaje del metal va a pasar a la solución de ensayo. Así se prueba y se demuestra si existe o no alguna presencia de antimonio, arsénico, bario, cadmio, cromo, plomo, mercurio o selenio, elementos cuya conservación es exigida.


Toxicidad de los recubrimientos
En cuanto a los elementos, su nivel de toxicidad y la presencia de éstos en los recubrimientos de los juguetes, según estableció el director técnico del laboratorio de la Cámara Argentina de la Industria del Juguete, “es difícil precisar cuáles son los elementos más tóxicos, lo que se busca es que de los pigmentos no migren elementos tóxicos y que estén dentro de los niveles permitidos por la tabla de medición de toxicidad. Nosotros hemos podido establecer, de acuerdo a los ensayos que hemos realizado, que hay pinturas que cumplen las normas sin ningún tipo de dificultad; en cambio hay otras que dan valores por fuera de la tabla. Pero en definitiva esto corresponde al desarrollo tecnológico de cada oferente en cuanto al producto que pone en el mercado”, destacó.

Por su parte, nuestro invitado de Lenor SRL afirmó que “ciertos juguetes plásticos o de madera que están pintados en su superficie tienen a veces contenidos de estos metales prohibidos, es decir, puede ser que el fabricante utilice cuando colorea la masa del plástico ciertos pigmentos que tengan metales pesados, pero el plástico los retiene, entonces no son peligrosos. Independientemente de eso, cuando lo pintan sobre la superficie, según el tipo de coloración que utilicen, o sea, la composición del pigmento, va a generar esta toxicidad”.

Esto, como reconoce Keimel, “se ve con mucha frecuencia en muñecos de plásticos en los que el fabricante inyecta la pieza en un determinado color y después pinta la cara, los rasgos o la ropa de otro color, y pasa con mayor frecuencia con los colorantes amarillos, y los que tengan a este color en su composición. En éstos solemos encontrar contenidos altos de plomo y de cromo”, señala.

Proceso de certificación
Para que un juguete pueda ser puesto en el mercado de Latinoamérica y en especial en el del Mercosur, primero debe superar estrictos controles “los ensayos se determinan por tipo de juguete. Con respecto a lo que es la toxicidad específicamente se requiere examinar todos los componentes que sean distintos, es decir, si hay varios componentes coloreados se tiene que examinar todos. Luego se emite el resultado del ensayo y se continúa con el trámite para el certificado de importación o puesta en el mercado”.

Para comercializar cualquier juguete, las empresas productoras están en la obligación de cumplir toda la certificación y pasar satisfactoriamente los ensayos, si alguno de éstos no se cumple, entonces se suspende el procesos de certificación hasta que el motivo por el cual no se cumplió quede superado.

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Así lo evidencia Raimondi al indicar que “dentro del proceso que nosotros analizamos un alto porcentaje de productos que se someten a los controles cumplen con la reglamentación, en menor medida, hay otros que no cumplen, pero en razón a su actividad casi siempre buscan enmendar ese incumplimiento”. De la misma manera, el representante de la CAlJ menciona que “nosotros a nivel Mercosur tenemos una reglamentación y todo fabricante de juguetes antes de comercializar, bien sea un producto hecho acá en Mercosur o traído de extra zona, tiene que pasar por el procedimiento de certificación y una vez aprobado puede comercializar, o sea, tiene que estar dentro de la regla que impone la ley.

Entre tanto, Keimel subraya que “en los ensayos que estamos realizando constantemente tenemos un amplio muestreo de calidad de los juguetes que se venden por lo menos en Argentina, dado que es el 90% de nuestro mercado, entonces en general son pocas las veces que se presenta el no cumplimiento de los resultados de los ensayos”.

Lo que queda claro es que en el área no existe un control como tal para los fabricantes de pintura, y queda al libre albedrío de cada productor de juguetes el buscar un proveedor que satisfaga todos los requisitos de ley, como lo hace evidente Roberto Luis Raimondi: “el comercio mundial está basado en altos estándares, pero también países como Chile, Venezuela, México y Estados Unidos tiene esta reglamentación, quizás en en estos dos últimos se agrega que toda pintura en composición no debe sobreponer un determinado valor en contenido de plomo, pero todos los países de la región  prácticamente tienen los mismos límites o restricciones, ya sea por convicción o reglamentación de cada país”.


RECUADRO
Segmento de juguetes, inexplorado
Una de las principales barreras con la que se encuentran los fabricantes de juguetes es la falta de proveedores especializados en el reglón de pinturas, situación que obliga a la mayoría de las compañías a recurrir a recubrimientos que no tienen como origen cumplir esta función y, por ende, la mayoría de las veces no logran superar los controles que están orientados a encontrar elementos tóxicos en su composición.

Desde la misma destinación de los pigmentos para la elaboración de las pinturas y recubrimientos, como lo reconoce Roberto Ramírez, gerente de la compañía Merck, se presentan fallos pues no se tiene claridad del destino que tendrán los mismos, ni mucho menos de las reglamentaciones que deben superar.

Pero la mayoría de las veces esta problemática, como lo sugiere Roberto Raimondi de la Cámara Argentina de la Industria del Juguete, “es acarreada por los mismos jugueteros, primero porque no recuren a pinturas especificadas para este fin y, por otro lado, porque tampoco crean la necesidad en sus proveedores de elaborar una línea especializada que cumpla con las normas que buscan evitar que elementos tóxicos puedan llegar al organismo humano a través de pinturas o recubrimientos usados en juguetes”.

Author: Santiago Jaramillo

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