El gigante asiático tiene muchas cosas por ofrecer al mundo de los recubrimientos. ¿Qué tanto se han superado los chinos en la producción de materias primas?
por José Tomás Rojas*
En el año 2011 tuve la oportunidad de asistir a la feria internacional de pinturas conocida como CHINACOAT, que ese año se llevó a cabo en la Ciudad de Shanghái. En esa época en particular, el propósito de muchos de los que asistían a la cita, era el de procurarse el acceso a materias primas de bajo costo, en particular de Dióxido de Titanio, pero también de otros materiales como resinas y pigmentos coloreados.
El titanio, no obstante, era la vedette del evento y con toda la razón; su uso en pinturas es fundamental, representando un mercado que mueve cifras del orden de las 5 millones de toneladas al año, a un costo de unos US$12.000 millones. Esto, desde luego, tiene un impacto tremendo en la estructura de costos de las formulaciones de pintura, así que conseguir ventajas con este producto puede tener efectos definitivos en los resultados económicos de una empresa de pinturas, más aún considerando que en el momento, las oferta del producto de China podía estar en ordenes de precios con diferenciales hasta de US$1 por Kg, contra los titanios tradicionales.
Esta enorme oportunidad enfrentaba sin embargo un cuestionamiento de base; las evaluaciones de calidad efectuadas a los productos chinos revelaban diferencias importantes en cuanto a parámetros fundamentales para la industria como el tiempo de dispersión, el cubrimiento y la blancura, resultando al final que los ahorros por el costo del material se perdían por disminución de la productividad e incremento de los costos por mayor cantidad de uso en las formulas.
A pesar de esto, muchos fabricantes se las arreglaron para incorporar el material en sus productos, solo o combinado con titanios tradicionales, con un balance positivo en la rentabilidad. Ahora, es digno de resaltar que, independientemente de que la calidad del producto no compitiera con los estándares internacionales, China había logrado desarrollar la industria de fabricación del Dióxido de Titanio, empresa que, definitivamente, no es fácil, por la dificultad que implica el manejo de grandes cantidades de sustancias corrosivas, indispensables para su fabricación.
El “Know How” de fabricación, y esto me lo comentaron en una de mis visitas a la zona de fabricantes de titanio de la feria, provenía del reclutamiento de técnicos calificados, con frecuencia ex trabajadores de compañías con gran tradición en el mercado. Al finalizar el evento, el criterio generalizado colocaba a los productos chinos como derivados de la imitación de tecnología, baratos y de dudosa calidad.
Regresé a Shanghái a finales del año pasado, atendiendo nuevamente al Chinacoat, y como de costumbre el titanio era el protagonista, pero esta vez, observé cambios muy importantes. La brecha de precios se había acortado bastante, señal de que el producto estaba compitiendo en desempeño con sus rivales tradicionales. Ha habido incrementos importantes en la capacidad de producción, desarrollo de variedades de titanio para las aéreas arquitectónicas e industriales y calidad de producto, muy concentrado en unos cinco fabricantes que ya han adquirido renombre y participación mundial.
Adicionalmente se estaban presentando titanios desarrollados bajo el proceso Cloruro, que implica un material con mejor blancura y cubrimiento, elaborado con un proceso productivo de menor impacto ambiental, que implica un proyecto de Ingeniería con inversión de recursos muy importante. En la ocasión anterior era relativamente fácil ser atendido por el personal comercial, esta vez sin embargo, había que hacer turnos de espera, debido a la enorme asistencia de interesados en los productos.
Hay que decir que siguen habiendo cuestionamientos en cuanto a la facilidad de dispersión, sin embargo, los productos chinos se han visto favorecidos por la aparición de nuevas tecnologías de dispersión en proceso, que han permitido la incorporación del material a las formulaciones, particularmente en el caso de productos industriales. Para procesos que usan dispersión de alta velocidad, aún se prefieren los titanios tradicionales. Mi opinión es que, si bien los productores chinos ya dominan el proceso de fabricación, aún tienen limitaciones con el tratamiento de superficie de las partículas de titanio, tecnología que es del dominio de fabricantes de Renombre como Kronos y DuPont (ahora Chemours). Ahora, no creo que pase mucho tiempo para que tengamos titanios chinos adecuados para dispersión de alta velocidad.
Las mejoras que menciono han ocurrido en el espacio relativamente breve, de 4 años. No ha habido innovación como tal, pero las imitaciones ahora son mucho más competitivas, y esto no solo aplica al titanio; mejoramientos similares se observan en otros materiales como emulsiones, resinas, pigmentos y aditivos. Parte de este avance se debe a la inversión que el Gobierno chino está haciendo en proyectos de investigación y desarrollo, y a la aparición de semilleros de tecnología industrial, mediante la unión de universidades y productores, que han hecho un trabajo muy importante en el desarrollo de tecnología de productos, procesos y maquinaria para la industria de pinturas.
¿Qué sigue para China?
¿Continuará China por el camino de la imitación, o dará el salto a la innovación? La verdad no lo sé. La imitación (sin que esto suene peyorativo, ya que imitar bien requiere de una buena dosis de conocimiento y tecnología), les ha dado buenos resultados. Parece que se ha instaurado allí una cultura de imitación, que todavía tiene para varios años, y que durará mientras la diferencia de precios siga siendo atractiva para los usuarios.
* José Tomás Rojas. JTROJAS Pinturas, F.P. Pueden enviarle sus comentarios al correo electrónico [email protected]
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