Por Vanesa Restrepo
Los beneficios de la nanotecnología para el sector de pinturas y recubrimientos es innegable. A la fecha se han conseguido grandes avances en materia de recubrimientos que, por ejemplo, se autorregeneran y ahorran gran cantidad de dinero en pequeñas reparaciones automotrices. También se conocen casos de recubrimientos con nanopartículas que permiten mantener ciertas condiciones térmicas en el lugar en el que se aplican, reduciendo el uso de los aires acondicionados o sistemas de calefacción y, consecuentemente, el consumo de energía y refrigerantes que afectan la capa de ozono.
Cada día las noticias sobre nuevos hallazgos nanotecnológicos vinculados con los recubrimientos inundan la prensa, tanto masiva como especializada, pero la mayoría de ellas provienen de los Estados Unidos o Europa, y la mayoría de ellos aún no se comercializa.
Si se da una mirada al desarrollo de las investigaciones con nanotecnología en América Latina, se observa una clara relegación, especialmente en el sector privado. Algunos de los fabricantes más grandes en la región, que se caracterizan por invertir fuertes sumas de dinero en investigación y desarrollo de nuevas formulaciones le confirmaron a INPRA LATINA que el proceso de transferencia de tecnología ha tomado más tiempo del que debería, por lo que aún la oferta de este tipo de productos es insipiente.
De acuerdo con Juan Manuel Álvarez, representante de NACE en Colombia, y consultor en recubrimientos aeronáuticos y aeroespaciales, la tecnología ha llegado de forma paulatina, pero aún no es de aplicación masiva. El ingeniero confirmo que el trabajo con cerámica, donde se trabaja el nano pulimiento y la nanoaplicación, especialmente en las turbinas de los aviones tipo 787 Dreamliner, es el procedimiento más común.
Este tipo de tecnología brinda una mayor confiabilidad, mayor control de corrosión y mejor adherencia, pero el costo y el desconocimiento frente a las ventajas y la forma de aplicación hace que los avances en la materia sean más lentos.
A esto se suma la falta de inversión en investigación y desarrollo propio de productos, por lo que hay una dependencia casi absoluta de las universidades y centros de investigación europeos y norteamericanos, así como de la transferencia tecnológica de las multinacionales con presencia en América Latina.
Know how
El director de investigación y desarrollo de nuevos productos en la principal compañía formuladora de pinturas en Perú, Corporación Peruana de Químicos -CPPQ-, Jaime Baldeón, explicó que en el mercado latino aún no se comercializan productos con nanotecnología, “de hecho, los conocemos por la experiencia de EE.UU y Europa”.
Para él, las tecnologías que llegarán primero son las que más en auge tienen en estos mercados; es decir, recubrimientos de autorreparación. “Lamentablemente por la transferencia de tecnología y el know how, los fabricantes todavía están investigando y viendo cómo implementarlos”.
Contrario a lo que muchos piensan, Baldeón apoya la idea de que lo más costoso no es la implementación de la tecnología y los equipos en general, sino que los altos costos llegan con el conocimiento. Es decir, las patentes y el know how que hacen que el conocimiento del proceso, algunas formulaciones e incluso insumos para aplicar nanotecnología a las pinturas, son en su mayoría propiedad exclusiva de algunas compañías.
Desarrollos reales
Además de los recubrimientos automotrices y aeronáuticos, en la región se comienzan a ver avances en el área de pinturas marinas. Específicamente se ha visto la modificación de polímeros basados en el silicio, polisiloxanos, a los que se les incorpora nanopartículas de dióxido de titanio, así como carbonato de calcio en proporciones nanométricas.
Como resultado se obtiene una absorción de la radiación UV que convierten en Nox en ácido nítrico, lo que hace que se eliminen partículas contaminantes o incrustaciones de organismos marinos, por lo que la superficie será autolavable con el agua lluvia o el agua de mar, sin residuos, dado que las partículas de calcio neutralizan los ácidos generados.
Tradicionalmente, las bioincrustaciones se han controlado con pinturas especiales que contienen compuestos que son tóxicos para los organismos responsables. Sin embargo, la normativa actual exige que las pinturas contra bioincrustaciones no resulten nocivas para el medio ambiente, por lo que se están buscando maneras más ecológicas de impedir que organismos marinos se adhieran al casco de barcos.
Este desarrollo se gestó en Europa y fue reseñado por New Scientist en 2004. Posteriormente en América Latina se estudió la posibilidad de implementar este desarrollo en la flota mercante de países con gran desarrollo naval como Chile, Perú y México.
Este tipo de recubrimientos, que son innovadores y además sirven para la evaluación de la descontaminación, también se han desarrollado en materia de pinturas arquitectónicas. En este segmento se busca una solución para evitar que se ensucien y manchen las superficies externas, fenómeno que se ha agudizado con la contaminación atmosférica de las últimas décadas. La suciedad de las fachadas repercute en la calidad del entorno urbano y en los costes del ciclo de vida de los edificios.
El equipo que desarrolló el proyecto se le señaló a la revista, en su momento, que el proyecto utiliza la fotocatálisis por dióxido de titanio para desarrollar materiales innovadores que tengan propiedades contra la suciedad y la contaminación y que puedan aplicarse en fachadas.
Buscando los avances
La esperanza de desarrollos propios con nanotecnología llega por cuenta de uno de los materiales más comunes en la industria, el dióxido de titanio, cuyas nano partículas están siendo procesadas para obtener pinturas más resistentes a ataques de hongos y bacterias, así como para la creación de recubrimientos autolimpiantes y de auto regeneración. Pero, igual que con los anteriores avances tecnológicos, éste aún no es muy conocido entre nuestros empresarios.
No obstante, hay que tener en cuenta que un desarrollo propio nos tomará algunos años más, considerando que llevamos varios años de atraso en esa tecnología, frente a las potencias mundiales, y que la capacidad de inversión de las compañías locales es más limitada. Se requiere, además, que haya un claro interés de los usuarios finales, tales como aerolíneas y compañías navales, de modo que se garantice que el dinero invertido en una investigación propia será recuperado en breve tiempo y los esfuerzos de comercialización no deberán ser mayores a los de una línea de pintura tradicional.
De igual forma, es menester que las multinacionales comiencen a traer a sus filiales en Latinoamérica algunas de estas innovaciones, de modo que comience a crear un mercado e incentive a los productores locales a competir en estos nuevos segmentos.
Las asociaciones de fabricantes y aplicadores también están en el deber de unirse para buscar una legislación que incentive el avance de las investigaciones y el desarrollo de nuevos productos con tecnología nano. Y por último, habrá que buscar nuevas alianzas entre las universidades y el sector privado. La experiencia en el sector de corrosión y de recubrimientos de alto desempeño nos demuestra que esta es la forma más rápida y rentable de acercarse a las nuevas tecnologías y generar investigaciones propias que generen en productos tangibles y de buena performance.
Los avances están a la vuelta de la esquina y sus bondades ya son conocidas por todos. Ahora hace falta que las compañías se unan y lleguen hasta ella, para poder incorporarla en nuestro día a día, creando un nuevo mercado para ellos y grandes beneficios para los usuarios finales que tendrán mejor calidad y tecnología de punta sinLa esperanza de desarrollos propios con nanotecnología llega por cuenta de uno de los materiales más comunes en la industria, el dióxido de titanio, cuyas nano partículas están siendo procesadas para obtener pinturas más resistentes a ataques de hongos y bacterias, así como para la creación de recubrimientos autolimpiantes y de auto regeneración.
No obstante, tener un desarrollo propio nos tomará algunos años más, considerando que llevamos varios años de atraso en esa tecnología, frente a las potencias mundiales, y que la capacidad de inversión de las compañías locales es más limitada. Se requiere, además, que haya un claro interés de los usuarios finales, tales como aerolíneas y compañías navales, de modo que se garantice que el dinero invertido en una investigación propia será recuperado en breve tiempo y los esfuerzos de comercialización no deberán ser mayores a los de una línea de pintura tradicional.
De igual forma, es menester que las multinacionales comiencen a traer a sus filiales en Latinoamérica algunas de estas innovaciones, de modo que comience a crear un mercado e incentive a los productores locales a competir en estos nuevos segmentos.
Las asociaciones de fabricantes y aplicadores también están en el deber de unirse para buscar una legislación que incentive el avance de las investigaciones y el desarrollo de nuevos productos con tecnología nano. Y por último, habrá que buscar nuevas alianzas entre las universidades y el sector privado. La experiencia en el sector de corrosión y de recubrimientos de alto desempeño nos demuestra que esta es la forma más rápida y rentable de acercarse a las nuevas tecnologías y generar investigaciones propias que generen en productos tangibles y de buena performance.
Los avances están a la vuelta de la esquina y sus bondades ya son conocidas por todos. Ahora hace falta que las compañías se unan y lleguen hasta ella, para poder incorporarla en nuestro día a día, creando un nuevo mercado para ellos y grandes beneficios para los usuarios finales que tendrán mejor calidad y tecnología de punta sin tener que buscarla fuera de sus ciudades. tener que buscarla fuera de sus ciudades.
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