España. El Centro Tecnológico de Componentes (CTC) trabajó en el desarrollo de un nuevo recubrimiento dirigido al sector marino, para la protección ante la corrosión y de la contaminación biológica (biofouling) de las estructuras construidas en acero.
Este recubrimiento ofrece una protección de la corrosión a las estructuras durante más de 20 años y del biofouling durante más de una década. En el caso específico de los convertidores de energías marinas, contribuirá significativamente a maximizar el potencial de extracción de energía marina y a minimizar los costes asociados a la operación y mantenimiento.
Este recubrimiento es uno de los resultados que contempla el proyecto MAT4OEC (Advanced Materials for Ocean Energy Converter). Una iniciativa europea, liderada por CTC, que cuenta con 1,1 millones de euros de presupuesto y con la participación de siete empresas procedentes de España, Reino Unido, Irlanda, Suecia y Bélgica, entre las que destaca la cántabra Degima.
A pesar de que por cuestiones de confidencialidad todavía no se pueden avanzar las características completas del nuevo recubrimiento, los investigadores afirman que se tratará de un producto único en el mercado, llamado a tener un efecto disruptivo dentro del sector. De hecho, aunque todavía está en una fase inicial, varias empresas europeas ya se ha interesado por este recubrimiento que resultará aplicable a otros sectores ajenos a las energías renovables marinas, como son la industria naval o el Oil&Gas.
La solución se basa en la mejora de un recubrimiento desarrollado en el proyecto ACORN, propiedad industrial compartida por Degima y la inglesa Alphatek, y en el que también participó el CTC. Aquella investigación desarrolló un recubrimiento que conjuga la tecnología de la pulverización térmica de aluminio (TSA) junto con diversas sustancias anti-incrustantes.
A día de hoy, tras definir todas las especificaciones y requirimentos del proyecto, los siguientes pasos serán el desarrollo completo del producto, la validación en diferentes emplazamientos y su posterior industrialización, prevista para finales de 2019. Una vez se disponga de las primeras muestras, la fase de ensayo se realizará en tres emplazamientos diferentes: Shetland Tidal Array, en Escocia; Smartbay, en Irlanda, y el laboratorio marino MCTS El Bocal, en Santander.
Otros tres desarrollos
Álvaro Rodríguez, coordinador del área de Energías Renovables Marinas del Centro Tecnológico CTC, presentó en una conferencia otros tres resultados adicionales. Se trata de otro recubrimiento, en este caso para materiales compuestos, siendo su función la minimización de adherencia del biofouling y, por ende, prolongar la vida útil de elementos como son boyas marinas o las palas de las turbinas marinas.
Además, la investigación afronta el desarrollo de un nuevo anti fouling de baja toxicidad, que redundará en un menor impacto ambiental.
Por último, se presentó un sistema de monitorización para la corrosión y el biofouling, aplicable a cualquier tipo de estructura metálica offshore, con el que se puede medir la cantidad de contaminación biológica adherida y el grado de corrosión de los elementos. Se trata de una herramienta importante para la planificación del mantenimiento de las estructuras offshore.
El fenómeno de la corrosión afecta a la mayoría de los materiales y estructuras, provocando anualmente un costo que oscila entre los 50 y los 80 millones de dólares.
Fuente: Centro Tecnológico de Componentes.
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