Vida de químico y profesor

Más de 50 años de trabajo hacen de Hugo Haas una referencia en la industria de pinturas en Argentina. Desde su experiencia, el Profesional realizó un recorrido por los cambios que ha vivido la industria durante el ejercicio de su carrera.

por: Alejandra García Vélez

Esta historia comienza en la ciudad de Rosario, Santa Fe, Argentina en 1934, pero es difícil especificar qué día, porque aunque en los documentos oficiales figura que el protagonista nació un 31 de agosto, muchos dicen que en realidad fue un 24. Su verdadera fecha de nacimiento seguirá siendo un misterio, pero en este artículo conoceremos los detalles de la carrera de Hugo Augusto Haas, el Profesional del mes de esta edición.

Su infancia, igual que su fecha de nacimiento, también estuvo marcada por situaciones curiosas: sus padres eran maestros de escuela y dentro del ejercicio de su trabajo decidieron radicarse en la Patagonia argentina. En esa “inhóspita pero maravillosa región” como él mismo la define, realizó sus estudios de primaria, aunque por cuenta de las continuas mudanzas cursó dos veces primer grado y tres el tercero. “Pero todo eso nunca pesó en mi vida, al contrario reconozco que la enriqueció mucho”, relata Haas.

Una vida de trabajo
El bachillerato y la universidad los cursó en Buenos Aires, donde recibió su
título de Licenciado en Química en la Universidad de Buenos Aires (UBA) en
1958 y de Doctor en Química en 1961. En un principio siguió la vocación de sus padres como educador, fue elegido como docente no diplomado de la facultad de Ingeniería de la UBA en 1955, y durante 25 años realizó toda la carrera docente por concurso llegando a ser el profesor titular de la cátedra de química analítica, cargo al que renunció en la época de la subversión en Argentina.

Fue precisamente durante ese período que se desempeñó también como ayudante de trabajos prácticos, bajo la dirección de Aurelio Mazza, quien a su vez era el Director Técnico de una importante fábrica de pinturas, “me invitó a trabajar con él, y desde entonces fue mi mentor y guía”, afirma Haas.

Después de ascender por diferentes cargos hasta llegar a Director Técnico, Haas se independizó en 1962 fundando junto a un colega la fábrica SA LUSOL IC, que se dedicaba al renglón de pinturas para la industria. En 1988 venderían esa fábrica a la BASF Argentina y él pasaría a ocupar la Gerencia General de la entonces recién formada Glasurit de Argentina S.A.

Posteriormente, desde 1997 hasta el 2000, fue designado como Director para América del Sur del segmento de pinturas para automóviles de BASF Brasil; pero al vencer su contrato, decidió aventurarse nuevamente a formar su propia empresa y en el cambio de milenio nació Pulverlux S.A., dedicada exclusivamente al ramo de las pinturas en polvo de aplicación electrostática.

El 30 de abril de este año dejó la presidencia de Pulverlux SA y vendió la empresa a la firma Weg Tintas Ltda. de Brasil dejando de lado toda relación con la empresa, y hoy piensa solamente ejercer tareas de consultoría, docencia e investigación.

Y agregó que “la demanda acompaña en general los vaivenes de la economía del país. Como en todos lados, el mercado se divide entre los grandes consorcios internacionales o nacionales, así como una gran variedad y cantidad de empresas pequeñas que se dedican a nichos específicos”.

En ese sentido apuntó también que aunque es cierto que las empresas filiales de los grandes consorcios mundiales tiene un nivel tecnológico importante, las llamadas pequeñas empresas son, en general, dirigidas por técnicos de muy buena experiencia y conocimiento de la industria y su tecnología.

Finalmente, resaltó la evolución en equipos y procesos “las inversiones se han centrado principalmente en mejoras en los sistemas de fabricación y en el control de colores por instrumentos. Desde el lejano – para mi – 1955 en que me posicioné por primera vez en una mesada de laboratorio de una fábrica de pinturas, el progreso ha sido gigantesco, pudiéndose afirmar que hoy el nivel tecnológico alcanza el de cualquier país desarrollado”.

Asimismo, tocó el delicado tema de los precios de las materias primas. Al respecto dijo que “la industria no tiene más alternativa que posicionarse frente al problema, atacándolo a través de la sustitución de ciertas materias primas, reformulación de productos y aumentos en los precios. Obviamente esta carrera no es de solución sencilla ni definitiva. Es usual que cada producto tenga en el maestro de fórmulas de las empresas más de una composición que respete la calidad y característica del producto, pero que permita la elección de las materias primas más  convenientes en cada momento específico”.

Para destacar
Un tiempo para todo
Más allá de su trabajo, Haas afirma que una persona de su edad necesita cuidar de tres aspectos básicos, el mental, el físico y el lúdico. Él, procura ejercitar constantemente sus conocimientos a través de cursos y conferencias, leyendo publicaciones, visitando clientes y asistiendo a congresos.

En lo físico, practica deportes diariamente, ya sea jugar al tenis, caminar, yendo al gimnasio, practicando spinning o natación. Y en el aspecto lúdico se ayuda de la guitarra que desde hace años utiliza para tocar música del folklore argentino y ciudadano. También canta en el coro del club y disfruta escuchando buena música.

En cuanto a su familia, cuenta con una familia numerosa: cinco hijos que, según expresa Haas, se convierten en realidad en nueve, cuando se cuenta a las esposas de sus cuatro hijos varones, a las que considera y quiere también como a sus hijas. Además, tiene ya siete nietos y no duda en afirmar que espera algunos más.