Los recubrimientos de polímeros, que pueden ser aplicados en superficies de vidrio o concreto, son 20 mil veces más delgadas que un cabello humano y cuentan con dos capas: una base de glicol de polietileno que atrae el agua, y una superior de teflón que repele el aceite. De esta manera, si el aceite tiene contacto con una superficie recubierta con la sustancia, ésta resiste la atracción del aceite y al enjugarla con el agua la grasa desaparecerá por completo sin necesidad de usar detergentes o solventes, lo que contribuye al medio ambiente.
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