Si llevamos las enseñanzas populares a nuestra realidad actual, vamos a encontrarnos con serios problemas que incluyen alzas irrisorias en el precio de las materias primas derivadas del petróleo, incluyendo el TiO2; protestas de los clientes por incrementos en el precio de los productos, aumento de la competencia, entre muchas otras que seguramente usted, señor lector, ya tiene en mente.
Esta es una realidad difícil, si. El precio del petróleo es un elemento sumamente volátil y los principales países productores (Medio Oriente y África) se encuentran inmersos en procesos sociales que afectan la estabilidad de la producción, y disparan el consumo de calmantes en los mercados de todo el mundo.
Pero esta situación también podría ser una oportunidad para quienes la saben aprovechar. Hace poco ocurrió el desafortunado terremoto y posterior tsunami en Japón que terminó desatando una emergencia nuclear de grandes proporciones. Desde entonces los ojos del mundo están puestos en Fukushima, mientras las energías renovables surgen de nuevo como una alternativa menos peligrosa que las plantas nucleares.
La energía solar, que no ha logrado aún una masificación, se convierte hoy en una de las más atractivas, generando así nuevas oportunidades para nuestra industria. Algunas compañías ya le habían apostado a desarrollar recubrimientos con nanotecnología aplicada, que permiten crear celdas solares más resistentes y durables.
Y ese tan sólo es un ejemplo. Las opciones de crecimiento están al alcance de quienes quieran invertir parte de sus recursos en la investigación. Es bien sabido que una de las fórmulas de éxito en el mercado es la innovación.
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