El camino de la certificación
Sin duda, lo expresado por mi interlocutor tiene sentido, pues cuando uno hace un poco de retrospectiva encuentra que algunos de los más reconocidos estándares de esta sociedad americana se relacionan más con el AC que con la refrigeración (ver estándares 55, 62.1, 62.2, 90.1 y 135, por sólo citar algunos ejemplos).
Esta columna no es ninguna crítica a organización alguna; más bien busco poner de relieve que existe una gran oportunidad en lo que respecta al desarrollo y publicación de normas que regulen la aplicación de sistemas de refrigeración en determinados entornos.
Sin embargo para esto no basta la voluntad de una parte de la cadena. Los técnicos de refrigeración deberían tener conciencia sobre los procesos de entrenamiento, capacitación y actualización; así los cursos de refrigeración que se organizan no se verían tan desiertos. Pero el usuario final también tiene su responsabilidad, por no exigir que sus contratistas de refrigeración cuenten con alguna certificación y la exijan antes del servicio, pues así empezaríamos a erradicar prácticas que atentan contra el medio ambiente y antes de generar ahorros en la cadena productiva incrementan los costos en el momento del mantenimiento.
Hoy, después de seis años trabajando en esta industria, creo que América Latina ya está lista para empezar a diseñar su propio sistema de estandarización en refrigeración. Nuestros países, como grandes productores de alimentos, pueden empezar a producir documentos en los que se determine la forma en que se deben refrigerar/congelar ciertos productos en presencia de ciertas condiciones externas.
Puede que no sea esto lo adecuado. Por eso lo invito a que me escriba a [email protected] y me cuenta lo que piensa sobre esta propuesta. Quizás sobre este punto podamos iniciar un debate interesante.