Basta con traer a la memoria incidentes como el de Flixborough, Reino Unido , en 1974 o el de Brockton, Massachusetts, en 1905 que dejaron centenares de muertos y millonarias pérdidas económicas.
La herramienta para superar estos incidentes y prevenir futuras tragedias ya es conocida: desarrollar programas de integridad y control de corrosión que permitan prevenir y detectar fallas, corregirlas y anticipar el tiempo de vida útil de ductos, calderas, estructuras, y maquinaria industrial.
Recientemente en el Congreso de corrosión que se llevó a cabo en Colombia, los industriales e investigadores del sector debatieron la importancia de tener programas de control de corrosión en las empresas.
Uno de los invitados, el Ing. Francisco Marques, de Brasil, dijo a los asistentes: “Si cree que es caro invertir en prevención, espere a que experimente un accidente”. La frase llamó mi atención y llevó a preguntarme ¿cuántas empresas invierten en programas de corrosión efectivos?.
El asunto va más allá de la respuesta y es un claro llamado a los gerentes de compañías responsables de las áreas de mantenimiento industrial e ingenieros en general, pues es su responsabilidad que las empresas tengan personas y tecnologías disponibles para supervisar el estado de las estructuras.
La clave está en aprovechar las tecnologías existentes y, sobre todo, dar continuidad a los programas de integridad para evitar sobrecostos en el mantenimiento y evitar futuros incidentes.
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