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La industria debe incentivar el consumo

Pasar de consumir medio galón de pintura per cápita al año a un galón en cinco años, es la meta que este industrial espera pueda cumplirse en su  país.

Por: Natalia Ospina Vélez
 

“Hijo de tigre sale pintado”, reza un conocido adagio popular colombiano. Y para la muestra nadie mejor que Samuel Dávila quien además de ser colombiano, es hijo de pinturero y hoy presidente de las compañías colombianas Pinturas Tonner y Dabrico Ltda.
  
La primera de ellas fundada hace 15 años, es especialista en la fabricación, comercialización y exportación de pinturas, lacas, resinas y productos dirigidos a los segmentos automotriz, arquitectónico, industrial y de maderas. Por su parte, Dabrico creada hace 25 años, está dedicada a la fabricación, distribución, y venta de semielaborados para pinturas.   

“Mi papá era vendedor de una fábrica de pinturas, de los que visitan varias ciudades. Desde los 12 años yo le elaboraba los informes de ventas, hablaba con él de los problemas de las pinturas y del mercado”, recordó Dávila. 

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Desde esa época hasta ahora han transcurrido ya 34 años durante los cuales Dávila no ha dejado de trabajar en la industria, 15 de ellos como presidente de Tonner y Dabrico.   

Crecimiento representativo

Poner en marcha una empresa propia no es tarea fácil para nadie y Samuel es un claro ejemplo de ello. Sin embargo, sus esfuerzos y el empeño por sacar a Pinturas Tonner adelante no fueron en vano.

“Hoy estamos ubicados en el segundo lugar de las empresas de pinturas más representativas a nivel nacional gracias a la cantidad de ventas en pesos”, aseguró.

De acuerdo con Dávila, hacer parte del grupo de empresas pintureras más importantes de Colombia, es uno de los mayores logros que ha registrado a lo largo de su carrera dentro de la industria, pues hace 15 años Pinturas Tonner partió de cero y salió al mercado con un solo producto, se trataba de una pintura blanca para automóviles.

“En este momento tenemos en el mercado 280 productos, eso quiere decir que cada año estamos sacando de 50 a 100 productos nuevos a los cuales tenemos que hacerles un diseño de la formulación, diseñar las máquinas donde se van a fabricar, hacer estudio de mercado y definir los precios.”, dijo Dávila.

Mercado con bajo consumo

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Tantos años de experiencia en el mercado le han permitido a nuestro profesional del mes, vivir y conocer de cerca la situación y los problemas de la industria pinturera colombiana. 

Analizando el consumo de galones de pintura per cápita al año en ese país suramericano, Dávila asegura que se trata de un nivel muy bajo si se compara con otras naciones, pues en Colombia cada persona utiliza sólo medio galón al año, lo que en total se traduce en 22 millones de galones anuales.

“Es un consumo muy poco si lo comparamos con países vecinos como Venezuela donde  consumen más de un galón por persona, en México se consumen más de dos o tres galones por persona al año,  en el caso de Estados Unidos el consumo alcanza cerca de los 12 galones por persona al año. Estas cifras no se refieren sólo a lo que consumen las personas en su casa, es también lo que se consume en las empresas, en el mantenimiento de las vías, en edificios públicos, colegios, etc.”, explicó Dávila.La razón para que el mercado nacional se comporte de esa manera, es según el empresario, el poco dinero que ganan las personas en Colombia que hace que la pintura no sea una prioridad.
Colombia puede vender más

Por otra parte, para Samuel Dávila el panorama no es del todo desalentador, pues asegura que la industria colombiana cuenta con tres ventajas importantes, la primera de ellas es la amplitud del mercado.

Según este empresario, Colombia tiene la posibilidad de vender diez veces más de lo que vende en la actualidad, sin correr el peligro de tropezarse con la competencia. “Aquí la disponibilidad del mercado es grandísima, no me gusta cuando un vendedor dice que ya el mercado está saturado. Todos podemos vender, desde la empresa más grande hasta la más pequeña.”, mencionó.

En segundo y en tercer lugar, los buenos precios y la alta calidad de los productos, son las otras dos ventajas que ofrece la industria nacional.

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“Colombia es un país donde las pinturas son vendidas a precios muy económicos. La misma pintura que se ve en otros países se compra acá a mitad de precio. En Estados Unidos por ejemplo, un galón es vendido en 20 dólares, ese mismo cuesta acá cerca de 10 dólares y es la misma calidad de pintura”, explicó Dávila. 

Industria necesita capacitación

Importación de productos para la elaboración de las pinturas y el Tratado de Libre Comercio, TLC, son las situaciones que más preocupan a este empresario cuando le preguntamos por la competitividad de las empresas pintureras colombianas en el marco de la globalización.

El bajo aporte de materia prima colombiana para la producción de pinturas, es una de las principales dificultades que Dávila detecta a la hora de hablar de competitividad mundial de la industria, pues cerca del 70% de ellas deben ser importadas.

“En el caso del TLC con Estados Unidos, para que nos dejen llevar a ese país un galón de pintura yo debo aportar alrededor de un 70% de materia prima colombiana y ¿cuándo va a ser eso? no sabemos, porque ese porcentaje es el mismo que nosotros debemos importar para fabricar aquí nuestras pinturas.”, explicó Dávila.

Respecto a esta situación, el empresario también añadió los altos aranceles que deben pagar para hacer efectivo el paso de los productos al país norteamericano, entre el 5 y el 25%.

Para hacerle frente a esa realidad, Samuel recomienda al Estado servir de colaborador a las empresas para que puedan ser más competitivas a nivel internacional, así como mayor capacitación el tema de las exportaciones y el Plan Vallejo (ver recuadro).

“Para este plan es necesario hacer cursos especiales para acogerse a él, muchas empresas lo podrían hacer pero no tienen suficientes conocimientos. Con el Plan Vallejo por ejemplo, los aranceles que yo pagué me los devuelven. Nos falta tener mentalidad de exportadores, todo el mundo podría exportar porque con eso llegan divisas al país.”, expresó Dávila.

Falta usar tecnología

“La industria debe hacer que usted no tenga que poner tanto papel periódico en el piso a la hora de pintar”, de esa manera se refiere Dávila al deber que tiene el sector pinturero de dar mayor valor agregado a sus productos.

Pinturas que no salpiquen, que sequen más rápido, colores para la línea infantil y juvenil además de agregar olor a las pinturas son esfuerzos, que según este empresario, está haciendo la industria colombiana. “Se trata de hacer un producto con mejores propiedades para venderlo a un mejor precio”, agregó.

Finalmente, masificar y personalizar la preparación de los colores, debe ser el foco de inversión de las empresas. Para ello, Dávila sugiere invertir en tecnología para crear nuevos puntos de venta con sistemas avanzados de preparación de colores.

“Tenemos que importar todo, las máquinas, los computadores, los programas, la materia prima para elaborar esa pintura, todo eso sale costoso, por lo menos un 30% más. Hacer un color es un arte. Ya existe la tecnología, sólo hay que saber utilizarla”, concluyó.



¿Qué es el Plan Vallejo?
Como una estrategia para estimular la exportación de las empresas colombianas, el gobierno nacional diseñó en 1959 el Plan Vallejo.

Esta medida facilita a las empresas el pago de los impuestos, es decir, que aquellas que fabrican productos para exportar, no tengan que pagar la totalidad de los impuestos o sólo deban pagar una parte de ellos al gobierno cuando deban importar las materias primas necesarias para la producción de sus propios productos.

Ahorro de dinero, bajos costos de fabricación y mejores ventas en los mercados internacionales, son algunas de las ventajas para las compañías colombianas que se acojan al Plan Vallejo



Su formación
Samuel Dávila es ingeniero químico de la Universidad del Atlántico. Ha realizado en las ciudades colombianas de Barranquilla y Bogotá, estudios en control de inventarios, derecho laboral, administración de producción, finanzas y recursos humanos.

Ambas empresas en las que actualmente se desempeña como presidente son de carácter familiar. “Dabrico es la empresa de un hermano en Estados Unidos de la cual yo copié el nombre porque es una empresa familiar. Esta es hermana de Pinturas Tonner, de esta última los únicos socios somos mi esposa y yo”, dijo Dávila.


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